Desde hace unos dias le estoy dando vueltas y más vueltas a este tema. No entiendo porque año tras año, día tras día nos empeñamos en remar cada uno por nuestra cuenta y en ocasiones en sentidos contrarios. Creo que si nos paramos a pensar un momento es fácil darnos cuenta de que nos encontramos desbordados y seguramente sin un rumbo claro a tomar, eso si, parece que todavía nos quedan ganas de remar, aunque no sepamos hacia dónde ni muy bien por qué, tan solo sentimos la necesidad de seguir remando. Sinceramente creo que como maestros, familias, alumnado y personas preocupadas por la Educación deberiamos pararnos un poquito y reflexionar sobre a donde queremos ir. Estamos todos en el mismo barco y sin embargo nos olvidamos de los demás o nos dedicamos simplemente a criticar la forma de remar de nuestros compañeros y compañeras, ¡¡¡O a criticar el tipo de remo que utilizan!!!
Hace unos dias, leia algunos posts de compañeros con un cierto… no se como expresarlo, pero creo que estaban cargados de ganas de hacer daño al otro, lleno de críticas destructivas y con ninguna intención más que la de dejar en ridículo al que tenemos al lado porque simplemente quizás pensemos de forma distinta y hayamos sido incapaces de sentarnos a dialogar tal y como si les exigimos a nuestros alumnos y alumnas. A mi sinceramente, esta situación me da muchísima rabia. Rabia porque conozco a ambas personas, se que reman a diario por salvar a nuestro barco de la deriva pero no entiendo esas ganas de hacer daño, esa necesidad de criticar de forma destructiva y de menospreciar el trabajo que hacen los compañeros y compañeras, aunque en algun momento no compartamos como reman o si las ganas con las que reman, o la técnica que utilizan es la adecuada.
No entiendo que nos podamos llegar a sentir superiores a otros compañeros y compañeras de viaje que ponen todo su empeño, que reman con todas sus fuerzas a pesar de las dificultades, a pesar del cansancio, incluso a pesar de la poca formación en las técnicas necesarias para remar correctamente. Entiendo que a lo mejor nos encontremos perdidos, que incluso podamos llegar a sentirnos que estamos remando solos y abandonados. Pero no es verdad. Somos muchos y muchas los que seguimos remando, mejor o peor, pero lo que no hemos perdido y nadie va a conseguir que perdamos es la ilusión por remar y llegar a buen puerto. Porque aunque no tengamos claro como es el puerto y el lugar al que queremos llegar, no debemos de olvidar que incluso a pesar de todo, seguimos aprendiendo de esta maravillosa experiencia (aunque no lo creamos es maravillosa simplemente por el hecho de poder vivirla) y de todo esto que estamos viviendo a diario seguimos aprendiendo y es lo que nos anima a seguir remando, a seguir dialogando, a seguir luchando y por ese motivo debemos de hacer el esfuerzo de entre remo y remo mirar al otro o la otra a los ojos, sentir lo que siente, escucharlo, valorarlo, y conjuntamente reflexionar y establecer vias de actuacion para cambiar o no lo que estamos haciendo y como lo estamos haciendo.
Cada uno y cada una, nos sentimos de un modo distinto, y esto nadie nos lo puede quitar. Porque los sentimientos, por más que intentemos buscarle una explicación lógica los sentimientos sentimientos son. Pero a pesar de todo, creo que debemos hacer el esfuerzo de observar a todos aquellos y aquellas que se encuentran a nuestro alrededor, lejos o cerca, pero que estan ahí y estan dispuestos a remar y que tan solo necesitan que les tiendas la mano, que hables con ellos, que les lances una sonrisa complice, un simple guiño de ojo o tal vez unas cuantas palabras acerca de como lo estás haciendo y lo que sientes. Creo que debemos seguir remando pero a la vez dialogando y animando a todos aquellos que nos encontramos en el barco, reflexionando de a dónde queremos llegar, cuando queremos llegar y que estariamos dispuestos a sacrificar por llegar allí, porque tal vez, nos toque arriesgar, nos toque remangarnos y porque no, tal vez nos toque caernos al agua y volver a salir a flote. Pase lo que pase, estemos cansados o no, por nosotros, por nuestro alumnado, por sus familias, por nuestra sociedad, tenemos la obligación de seguir remando, la obligación de cambiar la mirada y dejar de despotricar y quejarnos de los demás, mirarnos más a uno mismo y mirar todo aquello que podemos cambiar y mejorar. Porque de nada sirve compañeros! de nada sirve el criticar por criticar lo que otro compañero o compañera está haciendo por remar y llegar a buen puerto. Podemos compartirlo o no, eso está claro, pero desde un diálogo constructivo podremos llegar a construir grandes cosas y llegar a remar en el mismo rumbo pero por favor…
- ya vale de quejarse y llorar,
- ya vale de echarle la culpa siempre a los demás,
- ya vale de culpabilizar al alumnado y sus familias,
- ya vale de abandonar a la primera de cambio,
- ya vale de aferrarse a modelos obsoletos porque simplemente siempre han funcionado,
- ya vale de guiarse por nuestros miedos,
- ya vale de no valorarse a uno mismo y confiar en nuestro potencial,
- ya vale de reirse de los demás por lo que hacen dicen o dejan de hacer,
- ya vale de creerse mejor que otros por lo que hacemos o dejamos de hacer,
- ya vale de sentirse superior a los demás por nuestra forma de remar,
- ya vale de tratar de humillar al otro porque no pensamos igual,
- ya vale de quejarse y decir que la culpa es del patrón y que si no cambia el patrón no hay nada que hacer,
- ya vale de decir que la clave está en el remo y la marca del remo,
- ya vale de decir el remo a utilizar solo porque este está hecho con material reciclado o no,
- ya vale por favor… ya vale!
Dejémonos de excusas, críticas, odios y venganzas y dediquemonos a lo verdaderamente importante… a remar. Yo quiero remar contigo, mi hija quiere remar contigo, y mi mujer quiere remar contigo… Ahora tú, ¿Quieres remar con nosotr@s?