En demasiadas ocasiones creo que acabamos dialogando o debatiendo en nuestros centros escolares sobre de quién es la culpa en lugar de dedicar tiempo a debatir porque llegamos a estos prejuicios. Y es que desde que el otro dia tuvimos una reunión «Interciclos» entre infantil y primer ciclo, no puedo dejar de darle vueltas a que acabaramos del mismo modo que suelen acabar todos estos espacios de diálogo compartido. Con la misma pregunta de siempre, ¿De quién es la culpa?
Quizás la pregunta no fuera lanzada así pero es con la sensación que uno se queda. Y es que el planteamiento era si el paso de infantil a primaria es muy duro, por las grandes diferencias existentes en la forma de trabajar y pensar. El tema es ver que es mejor, si que la infantil se parezca más a la primaria o la primaria se parezca más a la infantil. Yo mi respuesta la tenía muy clara… tenemos muchísimas cosas que aprender de la Educación Infantil, y sobretodo, no debemos olvidar que es una etapa NO obligatoria.
Con esto quiero decir que aunque a tí te llegue un alumno o una alumna sin haber estado nunca escolarizado, y no sepa coger el lápiz, leer, ni escribir, debes considerarlo de «Psicólogo o Pedagogía Terapéutica». Tenemos todo un primer ciclo para dos cosas, aprender a leer y escribir. En infantil, quizás por su caracter no obligatorio, parece ser que se preocupan más por procesos que por contenidos, por hablar, escuchar y vivir que por memorizar, repetir y olvidar. El problema es cuando se plantea que debe ser la etapa de infantil la que debe preparar al alumnado para el paso a primaria, acortando todas esas cosas maravillosas que hacen y de las que deberiamos aprender, porque no es solo trabajar por proyectos, no es solo eso, infantil, por lo que yo he podido ver, es mucho más, y por mi parte, a diario, trato de aprender todo lo posible para ir introduciendolo en mi aula, un segundo de primaria.
Cuando el problema reside en «Es que cuando lleguen al Instituto nos van a pedir tal, tal y tal…» entonces nos dejamos llevar por el agobio, programaciones absurdas, evaluaciones todavía más absurdas y unos libros de texto infumables que no hacen más que alejar cada vez más al alumnado de su realidad más inmediata, dotándo al alumnado de contenidos inconnexos y sin sentido. Quizás esté equivocado, pero creo que si consiguieramos que la etapa de Educación Primaria se impregnara de la esencia de la Educación Infantil aprenderiamos dos cosas imprescindibles: Disfrutar aprendiendo y aprender haciendo. Al final, está claro que reside en una concepción muy básica de lo que entendemos por alumnado, o almenos así lo veo yo. Creo que se nos puede distinguir por la forma en la que vemos a nuestro alumnado, seamos capaces de verbalizarlo o no.
- Los que ven al alumnado como un recipiente vacio que hay que llenar de contenidos para que cuando lleguen a la Secundaria digan… que buenos maestrxs que tuvo que mira todo lo que sabe.
- Los que consideran que el alumnado está en contínuo aprendizaje y lo que necesita son las herramientas necesarias y capacidades (llamemosles competencias) para poder afrontar las situaciones que se le planteen delante y sean capaces de solucionar los problemas con los que se encuentren.
En esta simple dicotomia, porque es demasiado simple, lo reconozco, podemos plantearnos como maestrxs que es lo que estamos haciendo a diario en nuestras aulas. Podemos ver y podemos hacer un proceso de autoevaluación para comprobar si nos dejamos esclavizar por los malditos #librosdetesto o bien nos guiamos por lo que está escrito en las leyes y se dice sobre las competencias y el currículo. Porque si algo está claro, es que de las programaciones presentadas en primaria a lo que hay en la ley, hay un abismo. Nadie nos obliga a infectar nuestras programaciones de un temario extenso, aburrido y en ocasiones, obsoleto, descontextualizado y alejado de las etapas evolutivas de nuestro alumnado. Es imposible disfrutar de un aprendizaje vivo y competencial si nos seguimos ciñendo a 15 temas por asignatura, con horarios inflexibles y grupos más aún inflexibles. Creo que es momento de pararse a pensar, dedicar más horas a la reflexión conjunta y dar pasos más allá que ver si la culpa es de Infantil que no les dan suficientes contenidos o no los sientan de uno en uno para trabajar, o no les insisten en que «aprender» es repetir, memorizar y olvidar, o por el contrario, la culpa es de la primaria que no es capaz de pararse a reflexionar sobre si lo que está haciendo está bien o no, olvidándose del que diran en Secundaria. Porque si queremos cambiar las cosas, no podemos esperar que vengan desde arriba,debemos empezar desde la base, y la base, somos Infantil y Primaria.
Podemos y debemos reflexionar pero sobretodo, actuar. El planteamiento de la pregunta es buena… ¿Que podemos hacer para mejorar? Ahora falta hablar lo suficiente, porque creo que podemos aprender mucho de los demás siempre y cuando estemos dispuestos a escuchar, reflexionar, aprender y poner en práctica, partiendo de la base de que quizás lo que estoy haciendo, podría hacerlo mucho mejor. Y también quizás merece la pena preguntarse: ¿Me merezco el sueldo que me pagan? ¿Estoy dando todo lo que podría dar? ¿Estoy acomodado en mi silla y en mi mesa desde la cual transmito lo que deben aprender? ¿Trato de adaptarme a las necesidades reales de mi alumnado? ¿Conozco cuales son sus inquietudes? ¿Les ofrezco todo lo que necesitan? ¿Estoy agobiado por acabar los 15 temas de las asignaturas? ¿Se acuerdan de algo mis alumnos y alumnas 2 meses después de haberlo dado?
Creo que son preguntas que pueden ayudarnos a darnos cuenta de si lo que estamos haciendo está mal, está bien, o simplemente, podriamos mejorarlo. Sin duda, me quedo con que podriamos mejorarlo, y para eso es cuestión de profesionalidad, ganas, ilusión y trabajo conjunto y compartido.
¿Que pensáis vosotros?
Molt bona reflexió! Evidentment la culpa no és de ningú, i cada mestre, cada equip i etapa hauria de pensar en que és el millor per l’alumne. Però jo m’atreviria a dir, que la primaria hauria d’apropar-se a infantil. Hi han experiències en aquest sentit positives. Nosaltres enguany, a l’Escola, introduïm el treball per projectes a CI. Es clar que implica un esforç més gran que un ensenyament més clàssic, però també pensem que és l’inici per abordar els aprenentatges desde una altre perspectiva, més oberta, interdisciplinar, participativa i esperem que motivadora pels nens i nenes. Ja veurem…
@msayrach
Això es meravellòs company!!! Que gran notícia! Segur que és molt més complicat i molt més treball, però vos emportareu una grata sorpresa, xiquets i xiquetes gaudint del seu aprenentatge, i professorat amb la cara il·luminada de com responen a aquest treball.
Crec que necessitem aprendre molt d’infantil, però molt, però crec que anem per el bon camí, com a mínim, el plantejar-se si això que fem funciona per quelcom o no funciona.
Mil gracies company pel teu comentari!
Salut!
El hecho de que la Etapa de Infantil preceda a la de Primaria no quiere decir en ningún momento que sea la de «preparación para». La Educación Infantil no es obligatoria pero es un derecho del niño como medio optimizador de desarrollo, crecimiento y maduración. Quizás con este enunciado es suficiente para ver que estamos lejos del aprendizaje por contenidos academicistas, nuestros logros se miden en experiencias, sensaciones, percepciones… el aprendizaje no existe, en Infantil si no es a través del juego, el movimiento, la manipulación y el afecto.
No creo que la pregunta sea quién tiene la culpa, yo la cambiaría por otra ¿qué debo hacer para facilitar el aprendizaje a mis chicos? Independientemente de en qué Etapa se encuentren.
Muchas gracias por escribir sobre la Educación Infantil, quizás, la etapa más importante de la enseñanza.
Un abrazo grande.
Hola Marisa,
Realmente creo que todo alumnado tiene un derecho que debería ser de obligatorio cumplimiento, y es el derecho a ser niño/a y poder comportarse como tal. No entiendo el que queramos pasarnos por el forro las etapas evolutivas de nuestro alumnado, porque lo único que conseguimos es que realmente este alumnado se siente maltratado, infravalorado y despreciado, simplemente, por comportarse como debe comportarse un niño de su edad.
Tienes todo la razón del mundo al decir que no se puede entender una etapa de infantil sin juego, movimiento, manipulación y afecto, pero creo que, 2 meses después, lo siguen necesitando, y 2 años después de la infantil, creo que lo siguen necesitando. Nos queda mucho por aprender, pero sobretodo, a no dejarnos guiar por materiales «Malignos» que entorpecen el aprendizaje vivencial y activo de nuestro alumnado.
Un abrazo y gracias por pasarte por aquí!
Hola, Jaume, me ha encantado la reflexión, pues me siento una maestra que intenta transmitir la esencia de Educación Infantil a la Primaria, pues he tenido la suerte de trabajar 18 años en esa preciosa etapa. En este post lo intenté explicar: http://mcarmendevesa.blogspot.com/2011/04/todo-lo-que-aprendi-en-el-parvulario.html.
Ambas son importantes en la vida de nuestros chicos, por ello dejemos de echarnos las culpas los de abajo a los de arriba y viceversa y cojamos todo lo bueno que se hace en Infantil, sobre todo destacaría el trabajar por proyectos y en fomentar la creatividad, el aprendizaje por descubrimiento y sobre todo el disfrutar aprendiendo, dejándonos de tanta memorización y contenidos inútiles. Un saludo y gracias por compartir.
Ahí está Mª Carmen, ahí esta, dejémonos de echarnos la culpa y juntemos nuestras manos para conseguir lo mejor para nuestro alumnado. Desaprendamos un poquito y aprendamos conjuntamente, y en base a las necesidades reales de nuestro alumnado y sus familias.
Ole, ole y ole!!! Si señora, a trabajar conjuntamente!
Completamente de acuerdo contigo. Trabajo en primer ciclo por vocación, me encantan los niños de estas edades y quiero conseguir que disfruten aprendiendo y la única manera es mantenerle la ilusión de infantil pero con las herramientas de Primaria.
Más claro agua!!! Que sigan disfrutando de su aprendizaje, que vivan lo que tienen que vivir y no tratemos de hacerlos mayores antes de tiempo, porque eso es muy injusto!!
Mil gracias Mayte!
Vamos a ver. Creo que en tu post hay muchos temas, que necesitan enfoques diferenciados. Primeramente, la falta de coordinación es un mal crónico de nuestro sistema educativo. Ocurre dentro de los ciclos, en los niveles, entre etapas… No se tiene, no tenemos, una cultura de la colaboración. La nuestra se creó como una profesión solitaria, heroica si se quiere: el maestro llevaba la luz de la modernidad a un entorno necesitado de ella. Es parte de la mitología del profesorado. Una vez se agruparon los niños en centros, con varios maestros y distintas especialidades, no se empezó a colaborar, sino que se mantuvo el aislamiento. A esto contribuyó la existencia de espacios separados y de horarios inflexibles, como dices. Pero también creció la desconfianza profesional entre los compañeros, y cundió la invisibilidad de la práctica: puertas cerradas y un adulto con alumnos, sin otros adultos. Así, salvo milagro, la práctica se rutiniza y, lo que es peor, no hay comparación posible entre buenas y malas prácticas, ya que el docente sólo conoce una: la propia. Como consecuencia, las reuniones de coordinación, sean de ciclo o de centro (incluyendo la sesión de claustro) se burocratizan, dando lugar a la falsa colegialidad, concepto acuñado por A. Hargreaves en un libro magnífico: Profesorado, cultura y postmodernidad, en Morata. Se habla de todo menos de lo fundamental: como conseguir el aprendizaje del alumnado, y qué aprendizaje queremos.
El principal problema entre primaria e infantil suele ser el desconocimiento mutuo. Por cierto, creo muy lícito preocuparse porque los alumnos vayan bien preparados a secundaria y plantear un aprendizaje significativo que valore más los procesos que los contenidos. Te lo dice alguien que estuvo seis años en tercer ciclo, e intenté dar a mis alumnos herramientas útiles para aprender. Si se hace eso, seguramente no tendrán mucha dificultad en ESO.
Por último, conozco maestros esforzados, que quieren enseñar y se «ganan el sueldo» cada día cuya práctica está bastante desfasada, y no son capaces de actualizarse, de dejar el libro de texto, un poquito al menos, y plantear otra práctica. Sólo desde el contagio, el diálogo, puede empezarse a cambiar. Ahí estamos.
Hola Salva,
Tienes toda la razón, así apareció la figura del profesor, pero creo que ya no estamos en los siglos de Quintiliano como para seguir actuando igual. Creo que toca contagiar, dialogar y a partir de ahi empezar a forjar un nuevo futuro para nuestra escuela, nuestro sistema y sobretodo, nuestro alumnado y sus familias.
Se trata de poner simplemente en entredicho todo aquello que hemos venido haciendo durante años, y todos juntos, sacar nuevos objetivos y nuevas metas que nos puedan hacer avanzar hacia una mejora significativa del sistema, basado en el aprendizaje real y contextualizado de nuestro alumnado, donde realmente se potencie un aprendizaje de exito para todos y todas.
Es lícito preocuparse por como pasan a la Secundaria, por supuesto que sí, pero también es lícito pensar que por aprobar 10 examenes al año, no estan preparados, y esto no les va a servir de absolutamente nada.
Ayer, empezamos a ver la luz… ¿Por que no quitamos los examenes y planteamos una verdadera evaluación contínua? Por fin, empiezan a cambiar las cosas.
Un abrazo enorme!!
Querido @olmillos, me encanta tu entrada. Me viene genial para pasarla a mis alumnos que estudian primero de Magisterio, justo hoy nos tocaba «aspectos legales de la educación primaria». Cuando les he dicho que era la primera etapa de escolarización obligatoria no me creían, hasta tal punto que hemos tenido que sacar la LOE y leerlo para que me creyeran.
Aprovechando que teníamos la LOE en la mano hemos leído los principios fundamentales de la Educación Primaria. A terminar una alumna ha dicho «qué bonitos son» y otro ha dicho «¿Pero cómo hace un profesor tantas cosas a las vez?». Han visto una distancia enorme entre lo que se plantea legalmente y la práctica diaria. La perspectiva de lo que para ti es el curriculum y lo que sucede en la realidad me parece súper interesante y los derivaré a tu blog para que vean lo que piensa un profe de verdad.
Luego hemos entrado en el Real Decreto y en el tema de las competencias y eso ha sido ya el desmadre, en concreto planteaban que habían tenido muy pocos maestros que hubieran trabajado por competencias. A nivel teórico el tema de las competencias es pedagógicamente estupendo pero ¿qué pasa a nivel práctico? que es complicado cambiar (y de entender) a los propios alumnos les cuesta cambiar, muchos de mis estudiantes preferirían mil veces que les diera el material y en Febrero estudiar y vomitarlo en el examen, les cuesta arrancar. No entienden que tengamos que trabajar cosas como el hablar en público, el trabajo en equipo, etc.
El curso pasado me pasó una cosa muy curiosa, hice varias prácticas con ellos para mejorar su expresión oral, su dominio del espacio, el trabajo en grupo, etc. y un alumno en clase me planteó que no le parecían cosas que fueran importantes cuando él fuera a ser maestro y concretamente expuso lo siguiente:
«Yo siempre he tenido buena cabeza para estudiar de memoria cosas y en un examen te clavo lo que me preguntes, pero el examen tuyo es oral y yo me expreso peor que el compañero. Mi compañero se expresa mejor pero se sabe menos cosas, me parece injusto tener menos nota que él».
Se creó en ese momento uno de los debates más interesantes que he tenido en clase. Algunos estaban a favor del compañero, alumnos brillantes en un sistema méritocrático memorístico que estaban cómodos con ese sistema. Tantos años viviendo una manera de entender la escuela es complicado de cambiar. El reto fue hacerles ver que cuando fueran profesores no tenían que saber sólo contenido sino expresarse en grupo, dar clase con distintas metodologías, hablar bien, ser creativos y que todo eso se aprende y que de hecho ellos se lo deberían enseñar a sus alumnos. Creo que al final muchos de ellos lo comprendieron. Para la asignatura de segundo cuatrimestre me dijeron que prefieran el examen oral y que se les valorara como en la asignatura del primer cuatrimestre.
Una vez que lo hacen la recompensa es tan grande que la satisfacción es enorme pero los principios son duros, como dicen ellos «es que no estamos acostumbrados».
En definitiva, que me enrollo mucho, creo que deberíamos dejar de quejarnos de que vienen poco preparados de una etapa anterior. En la universidad también pasa, nos quejamos de la secundaria, del que vienen poco preparados… dejemos de pensar solo en los productos y pensemos en los procesos, en aprender a aprender, en la creatividad… el cambio es muy difícil y lento pero la satisfacción es enorme. No critiquemos infantil, no queramos que dejen de ser niños antes de tiempo.
Hola Mallemar!
Me quedo con tu final: el cambio es muy difícil y lento pero la satisfacción es enorme. Sin duda, cuando las cosas empiezan a cambiar es cuando vemos la luz y nos alegramos, lo dificil es el proceso durante el cual no se ven resultados. Debemos aprender a mirar adelante, a disfrutar de cada una de las cosas maravillosas que suceden en nuestro dia a dia y aprender a valorar cada una de las cosas que suceden en nuestras aulas.
Nuestros alumnos y alumnas necesitan que valoremos todo lo que hacen, porque sobretodo cuando todavía son pequeños y no estan viciados por el sistema, si ilusión, su creatividad, sus ganas de aprender, no tiene fin, pero hay que aprender a potenciarlo, cuidarlo y no perderlo. Y eso, es tarea nuestra.
Me alegro de que te sirviera la entrada para tu alumnado 🙂 Un placer!!!