Siento la terrible sensación de que en demasiadas ocasiones nos planteamos si realmente todo aquello que hacemos a diario, realmente servirá de algo para cambiar las cosas o por el contrario, no es más que algo que pasará desapercibido y el destino será el que tenga que ser. No se si os ha pasado el encontraros con gente que realmente está muy muy cansada de intentar cambiar las cosas, de intentar mirar con optimismo hacia delante y encontrarse que al final del camino, parece que todo siga igual. Me considero joven, y que me queda mucho por vivir, pero esto, siento que ya lo he vivido. Si enchufas la televisión y observas todo lo que allí se presenta es dificil vislumbrar un futuro mejor, pero por suerte, creo que hay algo más que los medios de comunicación que quizás si nos pueden hacer vislumbrar un futuro mejor.
Creo que para ello, debemos de partir de bases distintas a las que quizás estamos acostumbrados y debemos romper determinadas estructuras en nuestro pensamiento que llevamos arraigados culturalmente. Entre ellos está la cultura del «problema». Esta cultura está tan arraigada en nuestras escuelas y en nuestra educación, que en demasiadas ocasiones, los problemas, las situaciones complicadas, o el mero hecho de equivocarse puede suponer un tremendo problema. Pero creo que esto lo debemos cambiar. Creo que esta estructura cerrada en nuestras cabezas y en nuestra cultura debe ser erradicada. Todo el mundo tiene derecho a equivocarse y aprender de sus propios errores, sean cuales sean estos. A veces, es necesario vivir estos errores, por fatales que parezcan y que simplemente parece que nos aboquen al fracaso más estrepitoso en esta vida.
Para poder superar este complejo, debemos confiar en el terrible potencial que tiene el ser humano, para poder superar los problemas y salir adelante. Pero para ello, algo si que es cierto, y es que si tienes a tu alrededor a gente que te quiere, que te entiende, y que te da el tiempo que necesitas, seguramente, al final, logres superar ese problema. Cada uno de nosotros y nosotras tenemos ritmos diferentes, y pasamos por procesos de vida completamente distintos. Todos y todas, debemos ser respetados y valorados en todo momento, nos guste o no nos guste lo que estamos viendo. Se que no es facil ver como alguien se va por el mal camino, o pierde años de su vida haciendo algo estúpido, pero quizás sea así el modo en el que esa persona pueda descubrir cual debe ser el camino a seguir desde ahí. Yo he pasado por un momento así, en el que «perdí» 3 años de mi vida matriculado en una carrera universitaria a la que ni asistía, pero si la pagaba, bueno, mejor dicho, mis padres la pagaban. Por suerte para mí, tuve a mi alrededor siempre una familia que me respetó, y tras esos 3 años perdidos, aún tuvo la paciencia y el amor suficiente como para darme otra oportunidad. La oportunidad de hacer Magisterio.
Hoy estoy aquí gracias a ellos, porque me respetaron, porque me animaron, porque me quieren y porque se preocupan por mi. Se que todo el mundo no tiene ni tendrá la misma suerte que he tenido yo, pero por ello, desde la escuela, y como maestro que soy, quiero ser para mis alumnos y alumnas, esa persona que cree en ellos, que confia en ellos, que les quieres, que les valora y sobretodo confía en que a pesar de posibles errores, posibles problemas, a pesar de todo, llegará el momento en que empiecen a observarse los frutos. Estamos viviendo una situación social bastante insostenible, y que es posible que vaya a peor, pero creo que es una gran oportunidad para crecer, para cambiar las cosas y para demostrar que el error no es más que una fuente inagotable de aprendizaje.
Podemos hacer cosas maravillosas, realmente maravillosas, pero eso solo lo haremos cuando veamos que las cosas no funcionan. Pongamonos una premisa: «UN PROBLEMA, UNA SOLUCIÓN». No empeceos a liarnos para ver de quien es la culpa o quien ha traido el problema, preocupemonos por buscar una solución y tratar de mejor las cosas. En nuestras manos está la oportunidad de cambiar el rumbo de un mundo a la deriva. De nosotros y nosotras depende aprender de los errores, sonreir y seguir mirando adelante. Estamos ayudando a formarse a futuros ciudadanos y ciudadanas capaces de cambiar el rumbo de nuestro mundo, seamos ejemplo para ellos y ellas, demostrémosles que el ser humano es capaz de lograr las mayores expectativas que se plantee, que aprendan a confiar en su potencial y sobretodo, ayudemosles a crecer, respetando sus ritmos, sus necesidades y sus inquietudes. Solo así, lograremos lo mejor de cada uno.
Y lo mismo lo podemos aplicar con nuestros compañeros y compañeras de trabajo. No nos empeñemos en cambiarlos radicalmente, en someterlos a nuestros intereses o a obligarles a hacer algo en lo que no creen. Los cambios en las personas no pueden ser inmediatos, necesitan tiempo, y el tiempo es algo vital que ni tú ni yo podemos robar a nadie. Aprendamos a respetar a los demás, con sus más y sus menos, pero sobretodo a ser capaces de acompañarlos en sus procesos personales de crecimiento, porque hasta que llegue su hora, nunca habrán dejado de crecer.
Algo tengo claro, no se si veré los frutos de lo que hoy estoy haciendo con la gente que tengo a mi alrededor, pero a pesar de todo, creo que si servirá de algo, de eso, estoy seguro.
Un abrazo!
Por supuesto que servirá de algo, y seguro que será bueno.
Como «no servirá», es si no hacemos nada. Nuestro trabajo es «abonar» con buenos materiales y «sembrar» con las mejores semillas, y ¡por supuesto que tendremos frutos! ¡Y buenos! (Y también se perderán algunos… pero eso es inevitable ¿o no?…)
Intentaremos que no se pierda ninguno 🙂 Lo dices bien claro, obtendremos frutos y debemos aprender a hacer las cosas lo mejor posible sin esperar nada a cambio.
Un abrazo enorme!
Jaime, a mi ya me sirve lo que estás haciendo y creo, visto desde la distancia, que también a tus alumnos y a tus compañeros. Y si al final, no le sirve a nadie, a ti siempre te servirá este bonito sendero que has empezado a recorrer. Te pido (ruego) que sigas por él y no te desvíes salvo para encontrar un mejor camino, un camino más humano, un camino que como bien dices respete el error, respete «el derecho a equivocarse», «el derecho a aprender de sus errores», o sea, que respete lo más importante para el ser humano «el derecho a ser libre».
Espero que podo a poco vaya arraigando esta forma de pensar que permite dar más tiempo al que más lo necesita, que no nos obligue a todos a ser iguales, a finalizar las carreras el primero, que nos flexibilice los espacios y los tiempos, que entienda las diferencias, que aprenda de la diversidad y que de una vez aparte de nosotros esta locura competitiva.Un abrazo, amigo, seguiré acompañándote en el camino.
Hola Antonio,
Solo puedo decirte que gracias por tus palabras. La verdad es que hoy por hoy, te puedo decir bien alto y bien claro que no voy a abandonar el camino, porque como bien dices, lo importante es todo lo que sucede durante el camino, tanto mi camino como el de mi alumnado. Lucharé lo que haga falta por acompañarlos en su camino respetando su vida y su proceso de crecimiento. ¿Por qué? Porque son grandes, muy grandes, y creo que se merece que les quieran, y así lo haré!
Un abrazo!
nunca el tiempo es perdido
es sólo un recodo más en nuestra ilusión ávida de cariño …
cada error, cada minuto, cada cumpleaños, es una puntada con hilo en el tapiz de la vida de cualquiera… visto con perspectiva, todo lo que te pasa, bueno, malo o regular (según las medidas estándar), todo, todo, es un regalo, todo sucedió porque necesitabas aprender algo; toda la gente que se cruza en tu camino, la buena y la «mala», tiene algo que enseñarte de ti… lo que tú no ves, te lo muestran los demás… en la escuela es lo mismo.
eso que hacen los demás que tan poco nos gusta… ¿lo tendremos dentro sin saberlo? Yo me lo pregunto… ¿qué me está queriendo decir esto que juzgo en los demás?
Y en cuanto a si sirven las cosas o no, vaya usted a saber… me refiero a resultados palpables y ¿grandiosos? #melapela, yo sigo intentándolo; el día que ya no intente mejorar, es que se habrán acabado las velitas de cumpleaños ;P
Poder leerte aquí siempre es un placer. Porque en persona, en virtual, sea como sea, poder disfrutar de tu pensamiento y aprender a tu lado es algo genial. Tienes toda la razón, me apunto al #melapela. Seguiremos intentandolo, levantandonos y espero poder llegar a ese dia en el que deje de intentar cambiar las cosas, simplemente porque ya no pueda soplar las velas del cumpleaños.
Gracias es poco!!!
Salgo de una reunión de padres en la que, a pesar de que me había jurado no hacerlo, he vuelto a justificar mi forma de trabajo. Quería explicar pero no justificar y sin embargo cuando han empezado a mostrarme sus miedos, sus dudas he vuelto a hacerlo y me he justificado.
Al salir , con el cuerpo a medias bien y a octavos menos bien, me he ido a pilates. Me he estirado, me he relajado y de vuelta a casa, paseando y charlando con una amiga sobre la reunión he ido encontrando, a lo largo del camino a distintos ex-alumnos. Raquel, con 16 años en 1º de bachiller, Daniel, casi 17, en 2º curso de un grado medio, Sandra 18 años en un grado superior, Andrea en un PCPI, Sara en 1º de Universidad. Me he parado con cada uno de ellos, me han abrazado, me han contando, les he dicho que sabía de sus cosas, nos hemos reido…
Al continuar el camino hacia casa mi amiga me ha dicho: – Llévales a ellos a las reuniones y deja que hablen.
Ahora encuentro tu post y me gusta lo que leo.
No sé si a gran escala nadie puede hacer nada. Sí creo que nuestros alumnos se llevan adelante y para siempre la confianza que pusimos en ellos y eso, no se si es cambiar el mundo pero creo que sí lo hace mejor, y eso implica que lo que hacemos siempre servirá de algo, ¿no?
Hola Lola!
Me ha encantado tu último párrafo. Creo que algo que no olvidarán nunca nuestros alumnos y alumnas es la confianza que seamos capaces de depositar en ellos y ellas, y queramos o no, eso podrá marcar su futuro. Yo tampoco se si llegaremos a cambiar el mundo, o quizás lo estropeamos más, pero lo que si tengo claro es que a pesar de todo, debemos seguir trabajando, luchando y queriendo a nuestro alumnado. Ellos son el futuro, y el futuro lo estás marcando con tu forma de vivir con ellos.
Yo también creo que lo hace mejor, mucho mejor! 🙂 Mil gracias!
No enciendas la tele Jaume -todo es reality- y está manipulado. Que eres joven lo sabemos quienes te conocemos porque tu trabajo y por la revisión constante que haces de él, ya me gustaría a mí encontrarla en otros profesionales que te doblan la edad…Y claro que aprendemos del error -quien no lo haga amargará a cuantos le escuchen-. En cambio cuando estamos rodeados de apoyo y comprensión, reforzamos nuestra autoestima y las equivocaciones se transforman en soluciones. Yo también creí perder tres años de mi vida cuando cambié Derecho por Magisterio y sin embargo, muy lejos de perder nada, gané en formación y madurez personal (terminé Filología, Comunicación Audiovisual y hasta pude doctorarme ;)) Me encanta mi trabajo, a pesar de todas las dificultades, poca valoración social y las toneladas de horas que invertimos sin exigir remuneración…Aprendo con mis alumnos, con vosotros e intento contagiar a quienes me rodean, de toda esa ilusión que reflejamos hasta tuiteando. Y me compensa con creces esos insignificantes momentos de incomprensión y desespero con los que me encuentro -nos encontramos- en algunas ocasiones cuando hacemos lo que más nos gusta: ser maestr@s. Hazles la pregunta con la que titulas el post a varios de tus alumnos y luego dínos si has ganado o has perdido el tiempo. Otro abrazo, Mila.
Hola Mila! La verdad es que hace tiempo que no enciendo la tele. Poco me interesa lo que allí veo 🙂 Lo que me interesa es lo que hago en el dia a dia, cada momento del dia, intentando ser capaz de vivirlo con intensidad y disfrutar de todo lo que me ofrece. Creo firmemente que tenemos derechos a equivocarnos, y mucho que nos duela la caida, creo que si estamos rodeados de gente que nos quiere, es facil volver a levantarnos, hacernos más fuertes y continuar nuestro camino personal.
Me encanta ser maestro, y no me arrepiento de nada en absoluto, pero me gustaria ser capaz de no olvidar nunca, que estoy aquí hoy porque en algun momento de mi vida ha habido personas que han confiado en mi.
Yo quiero confiar en mi alumnado y hacerles sentir que pueden ser capaces de todo lo que ellos y ellas se propongan. ¿Por qué? Porque simplemente, son personas maravillosas que se merecen todo mi respeto.
Gracias!