Después de una interesante reflexión por parte de Jose Ramón Flecha en Purpos/ed [ES] he tenido la suerte de poder debatir y reflexionar juntamente en Twitter con @luisutopia, @ManuIriarte y @salpegu. Pero la verdad, me he quedado con ganas de más y con algo en el cuerpo de no poder explicarme lo suficiente acerca del comentario que le había escrito a Flecha en su post de hoy de #500palabras. Además, he tenido la suerte de encontrarme con este post de @gcouros que me ha hecho decantarme por escribir lo que voy a escribir ahora… en busca del «Quinto Elemento». A ver si hay suerte y me explico con claridad, a pesar de que este post espero que se pueda ir modificando y complementando de vuestras aportaciones.
Actualmente, tengo una inquietud inmensa, que muchos de vosotros y vosotras y ya conoceis… Cambiar la educación, para transformar la sociedad. Y es por ello que cada dia pienso que pasos debemos dar para poder participar de este cambio. Y es que si realmente queremos cambiar la educación que tenemos debemos fijarnos en cuatro elementos claves sobre los que debemos trabajar y reflexionar para cambiar nuestras escuelas e instituciones formales donde sucede gran parte de nuestro proceso de aprendizaje. Para mi, estos 4 elementos esenciales para el cambio son: Las FAMILIAS, las EMOCIONES, las ESTRUCTURAS y el «CONOCIMIENTO». Quizás no sean las palabras más idoneas para estos cuatro elementos, pero ahora mismo no me vienen otras a la cabeza, pero trataré de explicar la importancia de cada uno de estos elementos para cambiar la educación que tenemos.
El «Conocimiento»
Por conocimiento entiendo todo aquello que tiene que ver con el Currículo, las Competencias básicas, la metodología… es decir, todo aquello que en teoria debe «recibir» o «aprender» nuestro alumnado para estar preparado a la sociedad en la que vive. Tenemos un currículo más o menos flexible, con más contenidos y objetivos obsoletos que la preocupación por «aprender a aprender», ahora, una de las competencias básicas. Sinceramente, este es un elemento clave sobre el que tenemos que actuar y cambiar si queremos que la educación que tenemos cambie. Depende de nosotros y nosotras lo que sucede dentro de las aulas. No podemos seguir amparándonos en la rigidez del currículo para decir que lo que sucede dentro de las aulas es lo que tiene que suceder. La evaluación y las programaciones nada tiene que ver con el verdadero proceso de aprendizaje del alumnado. Fomentamos un proceso de aprendizaje basado en contenidos obsoletos e infumables, basamos el proceso de enseñanza en acumulación de contenidos para posteriormente evaluarlos, dando valor a procesos mecánicos, memorísticos y repetitivos sin preocuparnos más allá de la obtención de titulos y una supuesta formación que no es real. Debemos dar la vuelta a lo que hacemos dentro de las aulas, dotando de sentido aquello que sucede dentro de ellas, vinculandolas con la realidad de cada uno de nuestros alumnos y alumnas, buscando que aquello que haga nuestro alumnado tenga sentido para su dia a dia. Debemos tratar de cambiar este elemento, debemos luchar porque lo que suceda dentro de las aulas cambie, no podemos seguir haciendo lo mismo y esperar resultados distintos. Las escuelas parecen más espacios cerrados y obsoletos que espacios de crecimiento personal y aprendizaje. El currículo será mas intocable o menos, pero lo que hacemos para llevarlo a la realidad de nuestras aulas puede cambiar, de muchas maneras. En base a proyectos de trabajo, de investigación, de experiencias reales y problemas a solventar, en base procesos de proyectos colaborativos y de creación por parte del alumnado, podemos conseguir que cada uno y cada una pueda llevar su propio proceso de aprendizaje, respetado y valorado como se merece, generando ambientes en nuestras aulas donde aprender sea un proceso vivo y rico, donde se respeten las inquietudes y necesidades de nuestro alumnado, donde se respeten sus tiempos y sus procesos. Podemos y debemos cambiar esto, no podemos seguir pensando que podemos cambiar la educación sin cambiar lo que hacemos a diario. ¿Realmente pensamos que si cambiamos este aspecto, nuestro alumnado no va a obtener mejores resultados? ¿De verdad piensas que si nuestro alumnado realmente está motivado para aprender, no va a disfrutar y no va a querer seguir aprendiendo? No nos equivoquemos… todos tenemos algo innato en nosotros y nosotras que nos estimula a seguir creciendo, aprendiendo y mejorando, el problema es cuando nos encontramos con diferentes factores que nos ponen freno a este crecimiento, nos ponen limitaciones a nuestras posibilidades y nos impiden seguir creciendo en plenitud.
Las Estructuras
Por estructuras entiendo todo aquello que físico y administrativo que tenemos en nuestros espacios formales. Aquello que a priori es más dificil de cambiar. Las estructuras rígidas e inflexibles de nuestros centros, las coordinaciones y espacios de diálogos con las administraciones. A pesar de las circunstancias, los materiales, y los espacios con los que contamos, podemos ir haciendo pequeños cambios que mejoren la educación que tenemos. Podemos cambiar las estructuras organizativas de nuestras escuelas, fomentando nuevos espacios de participación y diálogo, organos REALES de participación, convirtiendo nuestras escuelas en espacios abiertos y democráticos, apesar de la estructura cerrada, fria y triste de nuestras escuelas. Nadie dice que las puertas de nuestras aulas deben estar cerradas, nadie dice que las puertas de nuestros cerradas han de estar cerradas durante el horario lectivo. Nadie dice que la sala de profesores, solo es para profesores, que la biblioteca solo es para el uso del alumnado durante el horario lectivo. Podemos ir realizando pequeños cambios que puedan mejorar y fomentar ese ansiado cambio educativo. A pesar de las estructuras que tenemos, podemos hacer cambiamos… Hagámoslos!
Las Emociones
Desde hace mucho tiempo, parece que nuestro alumnado y nuestro profesorado deba dejar sus emociones cuando entran por la puerta de nuestras escuelas. No dejamos florecer y fluir los sentimientos en nuestras escuelas, del mismo modo que no dejamos que nos impregnen de sus problemas personales y familiares. Debemos de buscar un profundo cambio en este elemento. Un cambio que favorezca que cada uno y cada una de los que formamos la Comunidad Educativa sea capaz de transmitir y aflorar sus sentimientos y emociones, donde tengamos la capacidad de empatizar y entender a la persona que tenemos delante, buscando la oportunidad de ayudar en todo lo que podamos, aunque simplemente, sea escuchar y dejar que la otra persona llore todo lo que tenga que llorar, porque no soporta más que todo el mundo que tiene alrededor le siga diciendo que no vale para absolutamente nada. No podemos seguir por el camino de la ignorancia y la ocultacion de los sentimientos de nuestro alumnado. No podemos seguir ayudandole y potenciando sus posibilidades si no entendemos las circunstancias en las que se encuentra, necesitamos generar ambientes lo suficientemente relajados donde nuestro alumnado tenga la tranquilidad de poder mostrarse tal y como es, de poder sentirse él o ella misma y poder desarrollarse en plenitud. Nuestras escuelas comenzarán a cambiar cuando estemos dispuestos a «perder el tiempo» compartiendo nuestras emociones con nuestro alumnado y sus familias, entendiendo sus circunstancias y empatizando con ellos y ellas, estando dispuestas a dar algo más que «formación y cultura». Los valores que todos promulgamos a los cuatro vientos fuera de la escuela, deben entrar a formar parte dentro de las escuelas, deben convertirse en espacios vivos donde todos esos valores se manifiesten primera persona, donde los conflictos no sean ocultados y estigmatizados, si no espacios donde convertirlos en procesos de enriquecimiento personal y de aprendizaje.
Las Familias
Las familias deben entrar a formar parte de nuestras escuelas, de manera activa. Debemos brindarles la oportunidad de trabajar conjuntamente en nuestras escuelas porque tenemos el mismo fin… ¡Compartimos objetivos! ¡QUEREMOS LO MEJOR PARA SUS HIJOS E HIJAS! En base a un diálogo abierto y activo, a una participación real y democrática, podemos conseguir que lo que sucede dentro de nuestras escuelas empiece a cambiar. Dejando de tratar a las familias como el enemigo, compartiendo reflexiones y acciones conjuntas. Dejemos y demos la oportunidad de mejorar en este proceso juntos. Las Comunidades de Aprendizaje son un claro ejemplo de lo que sucede cuando las familias entran a la escuela a formar parte activa. Cuando unimos nuestras fuerzas lo que sucede en nuestras escuelas empieza a cambiar, la transformación está en marcha, pero no podemos limitarnos a exigir y exigir a nuestras familias, debemos estar abiertos a escuchar todo aquello que tienen que decirnos, porque quien realmente conoce a sus hijos e hijas, son ellos y ellas. Si queremos lo mejor para nuestro alumnado, debemos permitir que lo que sucede dentro y fuera de la escuela sea un contínuo, estableciendo espacios donde compartir inquietudes y miedos, donde aprender conjuntamente, tanto profesorado, alumnado como familiares. Todos y todas tenemos cosas maravillosas que aportar y compartir, pero necesitamos aprender a ESCUCHAR, necesitamos aprender a ACEPTAR que no podemos solos, que por estudiar unos cuantos años y leer unos cuantos libros de pedagogía o escribir en un blog, NO LO SABEMOS TODO… y simplemente, porque nuestro alumnado necesita que le entendamos, tanto dentro como fuera de la escuela, entendamos que todo lo que está viviendo le afecta, que tiene unas emociones y unos sentimientos que le mueven a hacer lo que hace, y que la unica manera de entenderlo, conocerlo, respetarlo y ayudarle es si Familias y profesorado vamos todos a una. Familias y Profesorado deben convertirse en uno solo, sencillamente eso, rompiendo las barreras que hemos venido poniendo hasta ahora, rompiendo estructuras y prejuicios creados durante muchos años y limitarnos a soñar y trabajar juntos por un futuro mejor para nuestros alumnos y alumnas, para nuestros hijos e hijas.
Sin duda, no puedo entender un cambio educativo fijándonos solo en algunos de estos elementos. Es evidente, que el cambio en cualquiera de ellos repercutirá de un modo u otro en los resultados de nuestro alumnado. Está demostrado (todavía no se como) que el cambio en los elementos de Las Familias, las Estructuras, los Sentimientos… (Comunidades de Aprendizaje) están produciendo cambios y se están convirtiendo en experiencias de exito para todo el alumnado, pero creo que no podemos quedarnos ahí, debemos dar un paso más adelante y exigir cambios en el resto de elementos . No podemos seguir pensando que el Fin justifica los MEDIOS. No podemos seguir pensando que consiguiendo un título para todos y todas la solución ya está en marcha. Debemos reflexionar y actuar para que se produzca el cambio en todos los elementos, poco a poco, paso a paso, pero si el cambio no se produce en alguno de ellos, nuestra educación seguirá abocada al fracaso, aunque por el momento estemos consiguiendo cambios «exitosos». Para solucionar el problema de raíz, debemos tratar de cambiar todo aquello que no funciona, todo aquello que limita el potencial increible de nuestro alumnado. Vivimos en la sociedad que vivimos, pero dime que escuela Sueñas, y te diré la sociedad que tendrás.
El Quinto Elemento
Por último, y más importante, el quinto elemento, elemento del que no he hablado todavía y que si queremos que ese cambio en los 4 elementos se ponga en marcha es esencial. Desde mi punto de vista, ese quinto elemento tan esencial es MI ACTITUD, TU ACTITUD, NUESTRA ACTITUD. Está en nuestras manos el cambio, está en nuestras manos empezar a dar pasos para transformar cada uno de los elementos. El profesorado, tiene mucho que hacer y mucho que decir respecto a lo que sucede con estos cuatro elementos, de nosotros y nosotras, las docentes, depende que la EDUCACION empiece a cambiar, tenemos la llave para poder cambiar, tenemos a nuestro alcance la posibilidad de luchar por una sociedad nueva y renovada. No se trata de utopía, se trata de realidades, se trata de luchar cada día por cambiar lo que hemos venido haciendo hasta ahora. De nosotros y nosotras depende el darle la oportunidad a las familias de entrar a formar parte de este proceso de cambio. De nosotros depende que nuestro alumnado pueda traer y mostrar sus sentimientos y sus emociones en la escuela. De nosotros depende que nuestras estructuras y organos de participacion en los centros empiecen a cambiar. De nosotros y nosotras depende que lo que sucede en el aula sea un aprendizaje sin sentido, obsoleto y alejado de la realidad. De nosotros depende cambiar la educación que tenemos y la educación que queremos para nuestros hijos e hijas. De nosotros y nosotras depende la EDUCACIÓN, sea un problema de todos y todas, que se visible, que se hable de él, que les exijamos a nuestros políticos que intervengan… De nosotros y nosotras depende que nuestras escuelas se conviertan en experiencias transformadoras de la sociedad que tenemos, capaces de acabar con todo tipo de injusticia e insolidaridad. De nosotros y nosotras depende, que lo que hoy estamos hablando, se acabe haciendo realidad algún dia.
El cambio está en TI, está en MI, está en NOSOTROS. Pongamos en marcha el QUINTO ELEMENTO, y poco a poco, paso a paso, sin olvidar el resto de ELEMENTOS, todos ellos importantísimos, empezará a cambiar la educación que tenemos, empezará a cambiar la sociedad que tenemos. No hay ningún elemento prioritario, tan solo el quinto, sin el quinto elemento, ningún cambio es posible. No podemos esperar un cambio, sin la transformación de alguno de ellos. ¿Por cual empezamos? Esa decisión es tuya… pero, si lo hacemos juntos, seguro que nos va mucho mejor.
¿Te animas?
Image: ‘Happy Girl Hopscotch in Strawberry Free Creative Commons‘
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Ser feliz puede significar dos cosas opuestas: (1) ser libre y decidir lo que te interesa de la vida o (2) tragar cualquier cosa que te inculquen con una amplia sonrisa. Ser un buen ciudadano puede significar dos cosas: estar emancipado o estar alienado. Leyéndote veo que te preocupa que la innovación pedagógica no tenga como fin la emancipación, sino la alienación. Que en vez de formar personas libres forme personas sonrientes y aquiescentes. ¿Van por ahí los tiros?
Coincido contigo en «todo» «todo»; me alegra encontrar gente que piensa como yo, porque a veces cuando te expresas así como tú lo has hecho, percibes en la cara de los compañeros y compañeras una sonrisa excéptica, como diciendo «este mirlo ya caerá…».
Enhorabuena, encantada de leerte.
Brillante! Como bien dices, ese quinto elemento es fundamental, el motor de todo. ¿Quién, sino nosotros, iba a poder cambiar la escuela?
Básico, tener presentes los sentimientos y emociones de todos. Mis alumnos me recriminaban un día que algunos profesores tienen cambios de humor, o llegan a veces a clase bajos de moral. ¡Como si fuésemos robots! También es verdad que, a veces, quizá sea eso lo que les pedimos a ellos.
Pero hay alguna cosa que no comparto. Por ejemplo, que los conocimientos que se imparten estén obsoletos. Es posible que, algunos, sí. O desde algún punto de vista. Pero yo veo la ciencia (bio y geo, exactamente), como algo vivo, relacionada directamente con el día a día. Creo necesario saber cómo suceden las cosas, cómo son las cosas que nos rodean. Sí opino, como tú, que la forma en la que lo hacemos, en la que lo hago yo, no es la mejor, desde luego. Que hay que cambiar la forma de trabajar, de enseñar, de aprender, radicalmente. Que la única forma es que se impliquen ellos.
Por lo que respecta a las familias, es verdad que deben participar más. Pero todos sabemos que hay familias que no quieren, o no saben. Leí el otro día, no recuerdo dónde, que las familias están demasiado implicadas emocionalmente en sus hijos (no podría ser de otra manera!), como para ver los problemas y actitudes de sus estos con la perspectiva suficiente. No sé bien dónde estará el punto medio, entre lo que, habitualmente, tenemos ahora, y la inclusión total que tú propones.
Gracias por tus reflexiones, que comparto en gran medida.
He leído con atención tu entrada, sabiendo que estás coordinando en la Red una importante actividad de reflexión en torno a posibles modelos educativos mejores a los que tenemos ahora; al respecto, vaya por delante mi felicitación y ánimo en seguir adelante.
Bien. En relación a lo que expones. No podrías estar más de acuerdo en la idea base de que hacen falta cambios. Los “elementos” o ejes en los que articulas esos cambios son, efectivamente, los planos en los que habría que incidir. Únicamente te diría que el elemento al que llamas “conocimiento” pienso que es inamovible; es decir, los contenidos están ahí y son los que son, tras siglos de descubrimientos, avances y desarrollos científicos. Pienso yo que más habría que hablar de modos de llegar a esos conocimientos… “metodología”, en definitiva. Este “elemento” en concreto da para mucho que hablar, pues la necesidad de una evaluación (aunque no sea en los términos en los que se practica hoy) creo que es necesaria, y no sólo para el propio maestro, sino para el propio alumno; pero como digo, esto quizás merecería una entrada aparte.
A lo que voy es que la exhortación que propones bajo lo que llamas “quinto elemento” se hace tremendamente difícil en un sistema que no invita nada a ello; pese a todos los planes y programas TIC que nos quieran vender (todos ellos muy pero que muy politizados). En la Educación española, y más concretamente la andaluza que es en la que trabajo, se tiene la extraña sensación siempre de que te animan a que seas diferente e innoves, pero sin salirte de estructuras y formas que desde las propias inspecciones educativas te exigen que cumplas. Los movimientos de renovación pedagógica actuales proponen la revolución desde abajo… desde el maestro a pie de aula, y a mí esto me parece muy bien; pero ¿qué pasa con los inspectores, consejeros y delegados de Educación? En mi PLE sigo a un importante volumen de personas (como tú) que con ilusión, ganas y optimismo estáis generando ese “cambio” del que hablas, pero todos son maestros. Que yo sepa no hay ningún inspector, consejero o delegado político entre las personas que sigo en Twitter, por ejemplo. Quizás habría que empezar no sólo por abajo, sino también por arriba. Toda esta gente que, en definitiva son los que mandan, tienen que estar involucrados, o si no, todo seguirá en un eterno estado de “deseo que no se empieza a cumplir nunca”.
Saludos desde el sur y felicidades por tu trabajo.
Algo más que quería comentar, y que antes había olvidado. Relacionado con la reflexión de Alejandro. Estamos sujetos a unas normas, unos currículos (contenidos, competencias) que hemos de cumplir. ¿Hasta qué punto podemos obviarlos? ¿Debemos?
Mi trabajo, por el momento, es bastante tradicional. Y, aún así, me planteo si profundizar en los temas o acabar el temario. Nunca lo acabo, ni de lejos. Pero, entonces, me queda la mala conciencia de que pasarán con lagunas al curso siguiente. Por otro lado, acabarlo todo significa pasar de puntillas por casi todos los temas, y no me gusta nada, no sé hacerlo. Me planteo que, si trabajara de una manera más participativa por parte del alumnado, aún iría más despacio.
Y ahí tenemos a los padres que protestan porque no se acaban los temarios. Al inspector encima pidiendo explicaciones de por qué no cumples al dedillo la programación.
Las leyes de educación ¿las ignoramos? Es verdad que nuestra actitud es fundamental. Pero no lo es menos que debemos rendir cuentas. Y, como Alejandro dice, no se ven muchas » instancias superiores», de educación, por estos lares. Los que tienen realmente la capacidad de cambiar las cosas desde arriba, no los que queremos cambiarlas un poco contra corriente, no se prodigan en ideas novedosas y cambios radicales.
monibiop