Llegan los últimos dias de trimestre y con ellos llegan las sesiones de evaluaciones. Dias realmente iguales como cualquier otros si no fuera por el «estrés» de nosotr@s, los maestr@s que nos dedicamos a machacar a nuestro alumnado con las últimas pruebas (que no examenes) para ver su nivel cual es y para ver cual es la nota que se merecen.
Recuerdo estar oyendo cosas sobra las evaluaciones desde que empecé magisterio, y de eso hace ya unos 5 años, pero la realidad en las escuelas que he podido estar viene a ser otra muy distinta. Al final, acabamos evaluando cuantitativamente a nuestro alumnado… pero para que? ¿para saber si repite? ¿para saber si es carne de cañon? ¿para saber que?
Realmente, después de sesiones de evaluaciones como las de hoy, me asaltan dudas y cada vez más grandes sobre lo que realmente evaluamos de nuestro alumnado y con que intención lo hacemos. Muchas veces he escuchado cuantos niños y niñas no llegan a los resultados esperados tras pasarles las pruebas establecidas por las editoriales que los conocen mas que nosotros, y no pararse a pensar en lo que deberiamos pensar… y ahora, que? ¿cuando nos vamos a hacer la pregunta que debemos hacernos? ¿A que esperamos para plantearnos que podemos hacer para que estos niños y niñas que viven encerrados y asfixiados en nuestras aulas puedan realmente aprender, motivarse en el dia a dia y disfrutar de su quehacer diario? ¿A que esperamos para plantearnos que necesitan nuestros alumnos y alumnas para que realmente su aprendizaje sea funcional, activo y vivencial? ¿A que esperamos para plantearnos que tipo de medidas debemos tomar o cambiar en nuestra rutina diaria como maestros y maestras para que su situación realmente cambie?
Desde luego, la frase más escuchada y que mas odio es… CARNE DE CAÑON. Como diria Ramón Flecha, tenemos dos posibilidades y a nuestros alumnos y alumnas les brindamos estas dos posibilidades: La RUTA DE LA UNIVERSIDAD o la RUTA DE LA CÁRCEL. Y el problema es que los encaminamos hacia estas rutas sin hacer nada por ellos y ellas, olvidándolos y justificando así nuestro malestar, justificándonos que esa situación no es culpa nuestra si no culpa del sistema, de los padres, familiares y amigos, del barrio, de los profesores y profesoras anteriores… creo que ya es hora de que nos paremos a sentar si realmente lo que estamos haciendo, vale para algo y si realmente vale la pena destrozar unas cuantas vidas humanas porque el resto llegue a la universidad, porque por lo vivido, creo que es así.
Espero ser piedra en el camino capaz de estorbar, capaz de entorpecer esos pensamientos que buscan la comodidad, la felicidad y que no entienden como un alumno o alumna no sabe leer, no le interesa lo que lee o no le interesa lo que pone en el libro… si tiene unos dibujos geniales!!! Como no le interesa hacer lo que le envio, yo que le fotocopio miles de fichas y que me paso la tarde buscando por internet libros en pdf de los que imprimir fichas!!!! Pero como puede ser que no le guste???? Como puede ser que no haga nada??? Está claro… ¿merece mi atención?
Siento acabar hablando de forma tan sarcástica, pero tras la valoración de la educación que vivimos a diario, de ver las pocas ganas que tenemos los claustros en general de hablar de pedagogia, de hablar de vivencias, de compartir lo que hacemos, de soñar juntos simplemente, caigo un poco en el desánimo. Pero estoy convencido de que esto tiene que ayudarnos a mirar hacia delante, a mirar el mundo que juntos estamos construyendo y mirar a los ojos a nuestro alumnado. Miremosles a los ojos y tratemos de ver si realmente son felices, porque quizás parte de su infelicidad seamos nosotros y nuestra indiferencia ante sus problemas. Tenemos miles de herramientas capaces de cambiar la educación, tan solo hace falta que nosotros empecemos a dar pequeños pasos, pasos capaces de abrir camino y de animar a gente a caminar.
No más evaluaciones estupidas que lo único que consiguen es catalogar y encajonar a los alumnos y alumnas que tenemos delante, sin evaluar tan solo nuestra propia tarea ni la tarea del centro en si, sin ser capaces de evaluar nuestra forma de actuar y de pensar, sin ser capaces de evaluar los materiales que utilizamos… Evaluacion… SI!!! Pero seamos conscientes y coherentes con lo que evaluamos y para que evaluamos, desde luego, si es para mejorar cada dia si, pero si es para justificarnos, no gracias.
Saludos!