Hola a tots i totes! Ací us deixe un article que és molt interessant i que pense que estaria bé que ho llegirem tant el professorat com les famílies. Moltes vegades la forma que tenim els adults d’expressar als nostres xiquets i xiquetes el que sentim i pensem sobre ells i elles no és la millor manera d’aconseguir allò que volem. Tot allò que pensem d’ells i elles fa d’una manera o un altra que els condicionem tant per a be com per a mal i això és molt important que ho tinguem present. Cal enrecordar-se tots els dies de valorar tot allò que fan bé i totes eixes coses que pensem que podriem fer-les millor en de pensar com ho hem de dir.
Un abraçada molt gran i espere que us agrade. El article el podeu llegir directament a la font original: ABC Familias
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Las terribles consecuencias del «efecto pigmalión» sobre los hijos
Las etiquetas que ponemos a los niños pueden generar comportamientos no deseados
Es muy fácil afectar de forma inconsciente ae los niños con nuestras palabras
¿Por qué sucede esto? «Porque solemos olvidar que una persona desarrolla su autoconcepto en función de las expectativas que depositan sobre nosotros las personas de referencia en nuestro entorno», prosigue esta especialista. «Es decir, un niño va formando el concepto que tiene de sí mismo en base a las valoraciones que recibe de sus padres, de sus abuelos, de sus tios, de sus maestros… Y si bien de pequeñito no le consideran capaz de hacer determinada cosa, muy probablemente acabe siendo incapaz de hacerla. Y no porque no tenga capacidad o habilidades suficientes, sino porque su entorno más próximo le está transmitiendo este mensaje, que difícilmente le invitará siquiera a intentarlo, a probar suerte… Se sentirá menos capaz que ellos y pensará que no puede hacerlo, que no tiene capacidad suficiente… y por tanto, será peor. Esto es lo que se conoce como “efecto Pigmalión” y ya fue demostrado en un estudio por Rosenthal y Jacobson», advierte.
«Trato diferencial» entre hermanos
Por otra parte lasexpectativas, prosigue esta docente, pueden depositarse en base al llamado«efecto halo». «Pongamos un ejemplo. En el entorno familiar sucede a menudo a través de las comparativas directas e indirectas con los hermanos, ya sean mayores o pequeños. Es común escuchar a un padre o a una madre decir a su hijo, cuando se está portando mal, “a ver si aprendes de tu hermano”. Incluso muchas veces se tiende a regañar siempre al niño que se suele portar mal, solo por el hecho de que suele hacerlo con frecuencia, cuando en un momento dado ha podido ser al revés. Ningún niño se porta siempre bien, ni ningún niño se porta siempre mal. Y como padres debemos intentar ser justos y congruentes con ello», añade García Barrera.
Al niño que se suele comportar mejor se le regaña menos, y al contrario
Porque además, continua esta especialista, muchas veces se tiende a idealizar el comportamiento del hijo que suele comportarse mejor, y se le regaña menos, se le castiga menos y, en definitiva, se suele tener más paciencia con él que con el que suele portarse peor. «A esto se le llama “trato diferencial”, y afecta directamente al autoconcepto, la autoestima y el rendimiento del niño. De hecho, influye en sus respuestas comportamentales, ya que cuando el niño es consciente de que sus padres esperan que tenga un mal comportamiento, tiende aún más fácilmente a tenerlo», asegura esta profesora de Psicología.
Ámbito escolar
Y en el ámbito escolar sucede exactamente lo mismo, afirma esta especialista. «El docente suele tender a poner notas más bajas a aquellos estudiantes que suelen rozar el aprobado, y notas más altas a quienes suelen sacar sobresalientes, aunque por determinadas circunstancias no sea así… Y esto influye en el autoconcepto del alumno y lo que se siente capaz de hacer». En este sentido, propone García Barrera, «hay que prestar atención a los comentarios que realizamos en casa sobre las notas que obtienen nuestros hijos, sin encasillarles, ni esperar determinados resultados. Pero ojo, esto no quiere decir que no haya que exigirles, sino que hay que procurar escucharles, entenderles y animarles a sacar todo el potencial que llevan dentro».
Debemos motivar y elogiar a nuestros hijos
En definitiva, debemos tener en cuenta que la capacidad autopercibida tanto del niño como del adolescente se modela en gran medida en función del «feedback» (respuesta) que le proporcionemos. «Lo que digamos acerca de sus capacidades y habilidades va a influir directamente sobre lo que se considere capaz de hacer. Por eso debemos motivarle y elogiar sus capacidades. Si el niño se siente capaz de hacer algo, y además siente interés por conseguirlo, actuará de forma motivada y será probable que alcance sus metas», concluye esta profesora.
Para potenciar la autoestima
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