Desde hace una semana o dos, donde las mayores protestas en contra de los recortes en Educación se han dado en nuestro país, parece que nos hemos desinflado. Yo mismo tenía la sensación de que podíamos volar muy alto y conseguir grandes cosas, pero no se muy bien cual es el motivo pero la realidad es que más bien estamos perdiendo altura y dentro de nada, todo quedará como una mera «anécdota» de la que muchos y muchas se alegraran. ¿No es triste? Parece que es una realidad, dura realidad, el ver como poco a poco a todos y todas nos fallan las fuerzas y caemos en la resignación, viendo mermar el futuro de nuestro alumnado y nuestra sociedad en general.
Y es que si algo están logrando durante años nuestra clase política es que reine en el interior de cada uno de nosotros y nosotras la desidia. Estan consiguiendo que realmente seamos capaces de aceptar ataques brutales a servicios públicos. Parece mentira, pero cada vez tengo más claro que nos han «educado» para ello. El tratar de crear un sistema educativo que aborrega más que despierta, incapaz de generar mentes críticas e incapaz de potenciar las capacidades de cada uno hasta el punto de buscar alternativas a situaciones que no conocemos… para muchos y muchas, ha sido un gran «acierto». Hoy por hoy, las cosas no van bien, pero hoy por hoy, somos más «insolidarios» que nunca. Digo insolidarios porque no creo que como sociedad seamos capaces de ponernos en el pellejo de los demás, denunciar las injusticias y luchar hasta el final por lograr cambios. El problema de la insolidaridad es algo latente en nuestra sociedad y sobretodo, en el mundo occidental.
No se muy bien que nos está pasando, pero lo que si tengo claro es que cada vez estamos dispuestos a dar menos por el bien común. Evidentemente son muchos los problemas que nos invaden a todos y todas, pero sin duda, serán más grandes si no hacemos nada. Es dificil motivar y contagiar en una lucha que implica un esfuerzo y un desgaste personal brutal, porque simplemente, todos y todas, estamos cansados, cansados de luchar por un sueño, una esperanza y ver como se trunca una vez tras otra. El pesimismo reina a sus anchas entre todos y todas nosotras y eso nos impide avanzar, nos impide lograr cambios capaces de modificar nuestro futuro hacia un futuro mejor.
Tengo la terrible sensación que cada vez son menos las ideas y proyectos que nos vienen a la cabeza y los ponemos en práctica. Empezamos la lucha con mucha ilusión y parecian muchas las posibilidades, pero poco a poco, nos hemos ido quemando, nos hemos ido cansando, y ahora asistimos al desfallecimiento de la lucha. ¿Nos queda algo por hacer? ¿Ya está todo dicho? ¿Que necesitamos para revitalizar la lucha y recuperar la ilusión por cambiar las cosas? ¿Que necesitamos para recuperar el optimismo y la solidaridad?
La verdad, es que no se muy bien cual es la respuesta a estas preguntas. No se si la solución está en recuperar la ilusión, disfrutar de cada momento, sonreir y tratar de contagiarlo a los demás, quizás no sirva de mucho a priori, pero estoy plenamente convencido que solo así, con ilusión, esperanza, una sonrisa y pensando en los demás será como conseguiremos grandes cosas. Si recuperamos valores como la EMPATÍA y la SOLIDARIDAD en nuestro entorno más cercano mediante pequeños actos quizás podamos conseguir que la llama no se apague y nuestro «globo» pueda empezar a recuperar todo el gas que ha perdido para poder volver a volar muy alto.
#SOSEducación, #SOSSanidad, #SOSServiciosPúblicos… todos te necesitan. Necesitamos gente despierta, ilusionada, capaz de sonreir y capaz de transmitir nuevos valores, capaces de movilizar y proponer medidas de protesta que unan fuerzas y nos disgreguen, protestas contra la administración que te recorta tus derechos, protestas capaces de hacer sentir a los que nos gobiernan que a pesar de todo, no nos callaran, no podrán contra nosotros y sobretodo serán conscientes que no podrán aletargarnos más. Protestas basadas en el esfuerzo personal que cada uno y cada una está dispuesto a dar por los
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demás. Es hora de que pensemos hasta que punto estamos dispuestos a dar a los demás por lograr un bien común.
¿Que estás cansad@? Yo también, ¡y QUE! Coge fuerzas, recupera la ilusión, levántate mañana con una sonrisa y piensa que el mundo en el que vives, puede ser un mundo mejor para todos y todas, y que no esperas que te lo solucionen unos cuantos, que vas a hacer todo lo que esté en tus manos para poder cambiarlo, y el cambio empieza por tí mismo, desde ahora, desde ya, desde mañana. Porque el cambio reside en ti, reside en mi, reside en nosotros. El cambio somos TODOS y TODAS y no es cuestión de grandes proyectos y grandes ideas, es cuestión de pequeñas acciones en pequeños entornos, y sobretodo, nos esperes grandes cambios en poco tiempo, todos los procesos de vida necesitan tiempo. Los grandes cambios en la historia, necesitaron mucho tiempo, pero también necesitaron mucho sacrificio y esfuerzo por parte de esos generadores del cambio.
¿Estás dispuesto a reavivar nuestro globo?
Ánimo que podemos volar muy, pero que muy alto!!!!
Quizá todavía estamos aprendiendo. Aprendiendo ritmos, aprendiendo colaboraciones. No creo que sea un proceso lineal. No creo q sea un proceso continuo. Pero es un proceso. Y abrir camino tiene el encanto y el cansancio de lo desconocido. Y la seguridad de que, muy probablemente, no seremos nosotros los que lleguemos al puerto.
En ese sentido, me ha interesado mucho leer Desencanto Árabe 2.0, en El País (http://internacional.elpais.com/internacional/2012/03/04/actualidad/1330835468_987478.html). Creo que todo depende de cuáles son los logros que se quieren conseguir. Pienso que algunos son inmediatos, para otros se necesita un andamiaje de pasos previos, para algunos se necesita tiempo para cambiar mentalidades, para los más complejos se necesita todo eso. Y suerte…
En fin… Yo creo que no es algo que vaya tan mal para ser un proceso descentralizado, adhocrático, no planificado, solo inspirado por unos principios compartidos y poco más. En el que hay que echar un tiempo que no siempre se tiene, en el que el tiempo que se emplea es adicional al del trabajo.
Los éxitos, a medio camino, tienen una pinta de fracaso que tira de espaldas… Quizá este esté empezando a llegar al medio camino…