Cada día es más normal, por lo que parece, hablar de tecnofílicos o tecnofóbicos en Educación, y sinceramente, creo que es un gran error basar nuestras propuestas o futuros cambios en posturas contrapuestas, en posturas basadas en el blanco, o en posturas basadas en el negro. Creo que el postular dicotomías tan brutales como esta nos hace perdernos la inmensa cantidad de posibilidades intermedias que existen, y en las que quizás reside la magia de todo esto.
Este fin de semana tuve la suerte de poder asistir a la charla de Francesco Tonucci (Frato) que tuvo lugar como colofón del IV Congrés d’Educació a l’Alcúdia. Tonucci compartió con todos los allí presentes su visión y amor por la lectura, y del mismo modo su pasión por los niños y las niñas. Siempre es un placer poder disfrutar del poder de la palabra de una persona capaz de transmitir emociones y sentimientos en todo lo que dice. Tonucci dijo cosas muy interesantes, y que creo que nadie deberia perderse. Traté de «tuitear» la charla y aquí podeis ver el resultado. Por ello no voy a tratar de repetir o hacer un crónica de lo allí vivido si no más bien transmitir aquello que me llevo a casa y me llevo a mi dia a dia, en mi centro, en mi aula.
El hecho de coincidir una charla de alguien como Sugata Mitra con la de Francesco Tonucci, en el mismo momento, pero en lugares distintos, me hizo sentirme de una manera muy curiosa. Son dos personas distintas, eso es evidente, pero quizás su visión de escuela e infancia no es tan distinta. Quizás sus planteamientos puedan parecer contrapuestos en la forma de llevar a cabo el cambio educativo, pero la realidad, es que las cosas, una vez más no son blanco o negro. No se trata de fijarse en las experiencias mostradas por ambos en sus charlas, no se trata de demostrar que las TICs pueden mejorar o empeorar las cosas, de lo que realmente se trata, es de que seamos capaces de observar que en ambos casos, lo importante son ellos y ellas, nuestros alumnos y alumnas, y el resto, es lo de menos.
Creo que en la infinidad de tonalidades existentes entre el blanco y el negro está la magia que puede cambiar las cosas. Creo que todos y todas nuestras alumnas tienen derecho a vivir su aprendizaje de una manera especial, única, e irrepetible, y eso supone que pongamos a su alcance todo lo que cada uno de ellos y ellas necesite. Con esto me gustaria decir, que según mi opinión, tenemos que olvidarnos de la idea de que utilizando recetas creadas por otros en nuestras aulas, nuestra realidad inmediata va a cambiar, y esto no es así, y creo que está más que demostrado. Podemos inundar nuestras aulas de tecnología, y esta por sí misma, no hará absolutamente nada más que generar un gasto enorme para el sistema. Tampoco podemos negar el acceso de esta porque vaya a «destrozar» la lectura y la escritura como la hemos entendido siempre, porque eso tampoco es cierto. Creo que debemos aprender a entender que todo aquello que existe en la realidad del dia a dia de nuestro alumnado, no tiene porqué desaparecer al entrar en nuestras escuelas. No tiene sentido crear un mundo ficticio al traspasar los muros de las escuelas. Un escuela sin tecnología, hoy por hoy, está alejada de la realidad de nuestro alumnado, creo… Con esto, lo único que quiero transmitir es que la tecnología, es una herramienta más que podemos y debemos tener al alcance de nuestro alumnado y de sus familias, aprovechando todas las ventajas que nos pueda ofrecer. Debemos desatarnos de todo aquello que nos ata y nos limita, tanto a nosotros como a nuestro alumnado, y eso se resume en los extremos, blanco o negro, tecnofilia o tecnofobia.
Tonucci nos transmitió a los que allí estuvimos y a los que pudisteis seguir la charla, algo tan esencial como el AMOR a todo lo que hacemos en nuestro dia a dia. Si queremos ayudar a que nuestro alumnado lea, debemos ser los primeros en amar la lectura. Si queremos ayudar a nuestro alumnado a respetar a los demás, deberemos ser los primeros capaces de amar a los que se encuentran a nuestro alrededor. Si queremos ayudar a nuestro alumnado a ser capaces de dialogar, debatir, escuchar y hablar, quizás deberiamos aprender primero a dialogar, debatir, escuchar y hablar. Y para ello debemos rebelarnos. No tiene sentido seguir anquilosados esperando un cambio mágico que venga desde arriba, porque eso, no va a ocurrir. Sin duda, me quedo con una frase:
«Los buenos maestros siempre han sido desobedientes» No se puede mejorar la escuela con leyes. «Una mala ley nunca obligará a un maestro a hacer una mala escuela.»
Tonucci, en ningún momento habló de incorporar las Nuevas Tecnologías en las aulas. En ningún momento habló de que el cambio viniera en la inversión en Educación que pueda realizar el gobierno. Pero sí habló de la capacidad del profesorado, para poder cambiar el rumbo del actual Sistema Educativo. De nosotros y nosotras depende el empezar a cambiar las cosas. Personalmente, me quedo con una de las infinidades tonalidades entre el blanco y el negro, donde creo que todo aquello que mi alumnado tiene fuera del centro, debe poder tenerlo tambien dentro de él. Creo firmemente en la desaparición de los muros de mi escuela, haciéndola cada vez más abierta, más participativa y más conectada con el mundo real. Y si para ello me puedo valer de los recursos que me ofrece la tecnología, genial, aprenderé lo que haga falta y haré lo que haga falta para sacarle el mayor provecho posible.
Tecnología SI o tecnología NO es un discurso absurdo, simplemente, porque son UN DERECHO. El verdadero discurso, para mi, reside en: SI quiero a mi ALUMNADO, o NO quiero a mi ALUMNADO. Yo lo tengo claro, y por ello, haré todo lo que esté en mis manos por conseguirlo, sin cerrarme a nada y sin defender a capa y espada algo que no depende de nada más que de la realidad y las necesidades de mi centro, de sus familias, y de su alumnado. Hoy por hoy, el 80% de mi alumnado solo tiene acceso a las NNTT dentro del centro, y ese es un motivo más que suficiente como para hacerlas presentes en su proceso de aprendizaje y guiarlos en su proceso aprendizaje, con y sin ellas.
No discutamos sobre como hacerlo, pensemos en ellos y ellas, y seguro que es mucho más fácil ir satisfaciendo sus necesidades en su proceso de aprendizaje.
¡Un abrazo!
Bravo Jaume, bravo. Es cierto que debemos de pensar en ellos y en los conceptos que llevarán a los individuos que ahora tenemos en las aulas a ser los mismos individuos que dirijan nuestra sociedad más inmediata.
El único pero que encontramos es que, entre el alumnado y el profesorado también interfieren las administraciones de los centros educativos, ya sea a nivel autonómico, o del propio centro. En ocasiones, nuestros alumnos (tecnófilos) están guiados por una gestión de centro (e incluso aula) de tecnófobos. Cierto que es un error tildar a los integrantes de la sociedad, porque las TIC no deben de ser el fin, sino el medio que propicia el cambio.
Ahora bien, la revisión metodológica a la que apuntabas, debe de ser profunda, con una reconversión del sistema pedagógico que, a mi juicio, se da por sabido cuando uno entra en el aula pero que, muy pocos, tenemos a bien la actualización y revisión de didácticas.
¿Cuántos compañeros de centros realizan cursos de formación y actualización metodológica sin que sea por motivos de méritos o puntos?
¿Cuántos asisten a talleres de formación didáctica al cabo del año?
¿Cuántos compañeros mantienen la metodología que recibieron en las aulas de la extinta EGB?
Hay que educar, pero en lo vertical y lo horizontal: la educación pasa por guiar en la metodología tanto a nuestros alumnos como a la ayuda de nuestros compañeros, quienes, según los casos, están tan o más perdidos que los propios alumnos.
Hola Pep,
Muchas gracias por pasarte por aquí 🙂 La verdad es que es cierto que tenemos que ser nosotros los primeros en ser capaces de plantearnos almenos, que algo no estamos haciendo bien y vivir un proceso de autoevaluacion y reflexión que nos permita hacer frente a las necesidades reales que vivimos en nuestras aulas. Y si para ello es necesario dedicar horas al aprendizaje y la inmersión en nuevos temas que desconocemos, por profesionalidad, deberiamos de hacerlo.
Es verdad que tenemos que confiar en el buen hacer de las personas y pensar que tratan de hacer las cosas lo mejor posible, pero a pesar de todo, deberiamos de ser capaces de generar espacios de reflexión y diálogo compartido donde poder plantearnos los miedos, las dudas, las buenas prácticas, las experiencias,… todo vamos. Simplemente la clave está en querer hacer nuestro trabajo lo mejor posible, y para ello, tener en cuenta que hay miles formas de conseguir los cambios, pero por lo menos, consigamos que este planteamiento se ponga en marcha, consigamos de un modo u otro que el profesorado en general esté motivado, tenga ganas de aprender y sobretodo tenga ganas de modificar su forma de hacer las cosas, siempre y cuando piense que las podría hacer mejor y las quiere hacer mejor.
Un abrazo!!!