Esta tarde salía del cole con varias sensaciones extrañas pero enriquecedoras. Por una parte tenia la sensación de que hoy había conseguido sacar la sonrisa otra vez a mis alumnos y alumnas, y eso es algo que me hace sentirme muy feliz, pero por otro lado, se me planteaba la duda, de hasta que punto, somos capaces de pretender acabar con la infancia de nuestros alumnos y alumnas, tratando de «envejecerlos, madurarlos, crecerlos…» de un modo tan espeluznante.
A veces me da la sensación hasta que hemos olvidado de lo que muchas veces son capaces los niños y las niñas. Son capaces de crear, compartir, disfrutar y sonreir hasta límites insospechados mientras que nosotros y nosotras nos dedicamos a cortarlos a todos por el mismo rasero, haciendoles saber que en la escuela no se está para «JUGAR» si no para «APRENDER», en la escuela se está para «ESCUCHAR», no para «HABLAR»…
No se, son estas dudas las que compartía esta misma tarde con @Isabel_Ruiz y @pvil en Twitter. ¿Hasta que punto estamos dispuestos a aprender nuestros alumnos y alumnas? ¿Hasta que punto estamos dispuestos a generar esos ambientes de desarrollo lo bastante sosegados, tranquilos e idoneos para que cada uno de ellos y ellas se sientan libres de compartir con los demas lo que sienten y lo que piensan? Creo que estamos ante una escuela que por supuesto debe cambiar, pero por supuesto debe ser consciente que actualmente, es una escuela que: anestesia, domestica, adormece, aletarga, idiotiza, ningunea, olvida, reprime, silencia.
En este caso, creo que TONUCCI lo resume bastante mejor que cualquiera de las palabras que pudiera decir yo. Y ante todo esto, debemos ser capaces de romper con esta cadena de montaje en la que nos encontramos inmersos echandonos la culpa los unos a los otros. Comencemos a cambiar nuestro dia a dia, dandoles la opción de ser niños y niñas, de tener necesidades de niños y niñas, y tratar simplemente de comprenderlos. Tratemos de otorgarles lo que se merecen, tiempo y cariño, nuestra escucha, nuestra valoración y toda nuestra atención. Estamos ahí para acompñarlos en ese recorrido personal tan increible, ellos y ellas saben muy bien lo que quieren y lo que necesitan, solo que no se lo hemos preguntado nunca o tal vez nunca hemos sido capaces de escucharlos.
Via @dreig hoy me topaba con este video… realmente merece la pena, escuchar de una «niña», que por favor, por el bien de la humanidad, escuchemos y valoremos a los niños y las niñas que tenemos delante. Merece la pena:
Por cierto, si os apetece comentar siempre se agradece aprender todos y todas vosotras!!!